Todos hemos sufrido en algún momento de nuestras vidas una perdida, bien sea la muerte de un ser querido, la separación de una pareja, el despido voluntario o involuntario de un trabajo o simplemente el distanciamiento de un amigo; todas ellas las vivimos como perdidas. Y es muy importante saber vivir estas pérdidas a nivel emocional ya que muchos de nuestros problemas a nivel psicológico tienen como origen, de una manera no consciente, el no haber sabido procesar bien alguna de esas pérdidas.
Cuando nos enfrentamos a estas el primer sentimiento que nos sobreviene es el de sentirnos abandonados esto nos provoca una mezcla de emociones, básicamente rabia, miedo y tristeza estas pueden ser de tal potencia que nos pueden causar un dolor muy grande. Puede suceder que una persona ante este dolor se sienta incapaz de aguantarlo o bien tenga miedo a sufrirlo lo que va a provocar una falta de aceptación de dicha perdida, lo que nosotros llamamos acorazarse, y ello que va a impedir que esa persona pase por el proceso natural después de una perdida que se llamada DUELO y sus distintas fases (negación, ira, negociación, tristeza profunda y aceptación). Eludir dicho proceso o estancarse en una de sus fases nos va a impedir vivir otras muchas circunstancias de nuestra vida de una manera adaptativa sin que encontremos una razón aparente, así podemos desarrollar miedos, reacciones violentas e incluso depresión. El primer paso para afrontar dichas perdidas es aprender a aceptar el dolor de la ausencia de algo o alguien pero también entender que todo cambia y que es natural que lo haga…y que perder algo o a alguien nos da la oportunidad de encontrarnos a nosotros mismos y enseñarnos que siempre vamos a poder seguir adelante…en cualquier circunstancia.