Me estreno en esta revista en esta primera quincena de marzo. Como ya saben los lectores que es de bien nacidos ser agradecidos, pues quede, en primer lugar, mi agradecimiento a los que han considerado recuperarme para juntar unas letras.
Unas cuantas, porque muchas ya saben que aburren y el espacio de la publicación también así lo exige.
Mi intención en este espacio no va a ser otro que reflexionar sobre el mundo, nuestro mundo. Pequeñas cosas que quizás en un momento dado pasen desapercibidas y en este continuo movimiento (cada día más rápido de lo normal) no nos ha dado tiempo a pararnos, mirarlas de frente y sacarle el pequeño jugo que cada detalle de nuestra rutina nos brinda.
Hay que sentarse y verlas venir. Muchas veces, la vida nos sigue sorprendiendo. Eso de “o para bien o para mal” también depende de las miras y valores de cada uno. Pero, lo que está claro es que el factor sorpresa siempre le pone esa salsa a la vida. Para comenzar, (y aunque tenga que hacerlo por entregas), me gustaría dedicar este ‘Mundo en movimiento’ a las redes sociales. Muchos de ustedes lo considerarán un tema manido, otros seguirán demasiado enganchados nutriendo de contenido sus distintos perfiles y mis favoritos serán los que se lancen a comprar el, ¿lo denomino nuevo?, Nokia 3310. Cámara de 2 megapíxeles, conectividad 2G (¡oh my God!) y pantalla NO táctil de solo 2,4 pulgadas. Sin embargo, la reinvención del Nokia vendrá de la mano de HMD para que los aficionados a las redes sociales no se queden sin sus perfiles en Facebook, Instagram, Twitter, Linkedin, etc., etc. No vaya a ser que los ‘tonteos’ por mensaje privado en Facebook o los ‘autodestruibles’ de Telegram (mucho más seguro si eres de los le dejan el móvil a tu pareja en modo #ConfianzaON) dejen de ponerle la salsa a tus días. Sin embargo, los movimientos en las redes sociales son casi tan previsibles como en la vida real. La infidelidad a través de estos perfiles solo son una marca del carácter narcisista-egocentrista del usuario. Y si les parece, seguiremos hablando de ello en mi próxima columna.